La acumulación de eventos hace que una obra parezca
larga, porque el tiempo pasa de forma significativa. Cuánto tiempo es necesario para que las cosas
desarrollen su materialidad, se ordenen, se relacionen, se posicionen en
el espacio? Ya no se sabe si la aglomeración de instrumentos y muebles se
miden en metros cúbicos o en segundos. Desenmadejar una montaña de eventos
lleva tiempo. El espacio está dado, sobreentendido, pero el espacio se
despliega en los objetos que no sólo lo llenan sino que lo construyen.
Por lo menos esta es la fantasía que tengo con
respecto a la relación de los espacios con los objetos, fácil de enmarcar en el
contexto de una obra, más evasivo con respecto a la vida cotidiana,
Puedo decir que la geografía de mi vida estos
últimos años se convirtió en un espacio muy elástico, transportándome en un
mapa discontinuo de países y afectos. Un mapa difícil de dibujar en un sólo
papel, pero que tienen sentido por como se van ordenando los eventos en el
tiempo.
Eso me hace pensar mucho en el espacio como una
construcción temporal, donde las personas, cosas, situaciones se van ordenando
con una lógica temporal, de esencia musical. No porque quiera reducir la
inmensidad de la vida a una cuestión musical, sino porque en mi corazón ambas
nociones tienen modos de vibración similares y se confunden.
Es más fácil escribir sobre música cuando en realidad uno está
escribiendo todo el tiempo sobre otras cosas difíciles de expresar porque simplemente
no se expresan.
Llueve mucho en Düsseldorf hoy. Veo la ciudad desde el balcón, una ciudad no necesariamente bonita. Pero me
encanta Alemania.