Algunas ideas derivadas de la lectura...
No se trata de trabajar con los objetos en si, con su cotidianeidad, sino con su poética, las sensaciones que generan, las memorias, los recuerdos, las construcciones fantásticas que nos provocan. El hombre común nos aburre, su poética nos encanta.
La contrapartida es cuando el arte se incrusta en el cotidiano; en el mejor de los casos puede llegar a ser gracioso, pero sobre todo, es delirante y doloroso. Entrar y salir, manejar los límites, nos ayuda a proteger nuestras obras, pero sobre todo, proteger nuestra sensibilidad y la de nuestro entorno. Siempre me causó mucha tristeza la película de Woody Allen "La rosa purpura del Cairo". En un momento el actor sale de la película al mundo real e intenta manejarse con los códigos de la actuación en el mundo real, como si fuera una gran escenografía, un gran montaje.